Apodyopsis

Tus manos acarician mi piel suavemente, con un ligero sudor que se mezcla con mi olor y mi deseo. Tu respiración se acelera y me susurra intermitente tras mi cuello, mientras vas bajando lentamente hacia mis pechos, que responden a tus estímulos. Más firmes, más fuertes, más provocativos, mientras tus manos siguen transitando mis caderas. Mi rostro se transfigura entre la nostalgia y el deseo. Tu energía atraviesa mi piel, y el fuego de tus ojos alcanza mi sombra, que brilla tímidamente. Sutilmente, llegan a ti con otra forma, con una mirada que se esconde entre la duda, la lujuría y tu descarnado deseo. ¡Oh! Mi cuerpo se retuerce de deseo, una manifestación de mi otra yo me asalta, y mi Diosa erótica explota en movimientos firmes, olores fuertes que afloran aún más cuando tu boca pide mis pechos. Los rosas con tu lengua y juegas con tus dientes sintiendo su textura. Un poco rugosa, jugosa, cada vez más suaves, más calientes.





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