Mi kumis


Si te puediera encontrar en una botella de kumis y un pedazo de torta ramo. Mis miedos serian aliviados con el sonido de tu boca cuando chupabas la tapa de aquel kumis cremoso y blanco, que batias tan fuerte, hasta que estuviera listo para ponerle el pitillo. Saborearlo y pegarle un buen mordisco a esa torta, cortada en seis pedazos qué siempre querías compartir con la visita. Si tuviera de nuevo ese kumis y esa torta, te tendría de nuevo a ti, tu voz, tu mirada de amor para conmigo siempre. Esa compasiva con la que secabas tus lágrimas porque no entendías por qué Dios se había llevado a mamá y tu boronita ahora estaba sola. Pero hoy te tengo una buena noticia, nunca estuvo sola porque te tuvo a ti. Tu voz, tus cuidados, tus historias y sobre todo ese kumis lechoso y bien sabroso con una torta de vainilla qué sabe a ti. A tu infinito amor que calentabas todas las tardes después del colegio juntando sus pies. Casi danza de masajes, qué solo tu y yo entendemos. 

Comentarios

Entradas populares